martes, 22 de junio de 2010

Noche de los deseos

Imagino a los amantes celestes en ansiosa espera, a menos de un mes para que el río del cielo permita su encuentro anual. Noche de Tanabata en la que se cumplen los deseos que los mortales escriben en cintas de colores colgadas al aire en tallos de bambú.

Este año, estoy dispuesta a construir yo un puente que acelere su abrazo por tal de que se cumplan pronto los deseos de una querida amiga que vive cerca de las estrellas.



En cinco tiras

Escribo mis deseos

Que son los tuyos

jueves, 10 de junio de 2010

Un último intento

En el Japón antiguo, cuando una mujer de 40 años comprendía que ya “no podía importar al mundo” se cortaba la melena y se hacía monja.

Si alguno de sus amantes lo descubría y aún sentía nostalgia de ella, iba al santuario donde estaba recluida con la esperanza de hacerle llegar un último mensaje, para que reconsiderara su actitud, y le entregaba a la abadesa un poema dirigido a ella que podría ser éste de Sarumaru Daya recogido en el Kokinwakashu.

Honda montaña,
entre hojas carmesíes.
Cuando se oye
la voz del ciervo bramar,
el otoño es más triste.